Los riesgos de padecer Alzheimer incrementan con la edad, los factores gen\u00e9ticos y otras condiciones m\u00e9dicas. Algunos estudios han encaminado sus esfuerzos en conocer qu\u00e9 condicionantes podr\u00edan interferir en la aparici\u00f3n de esta enfermedad.<\/p>\n

En Septiembre de 2014, un grupo de investigadores de Sud\u00e1frica publicaron una revisi\u00f3n muy clarificadora al respecto en la revista Neurobiology of Aging. Este texto re\u00fane algunas de las respuestas que ha aportado la ciencia.<\/p>\n

En este art\u00edculo de divulgaci\u00f3n acercaremos el trabajo de compendio de Barnard y sus colaboradores.<\/p>\n

Seg\u00fan los datos presentados en la web de la FAE, el 4,2% de las personas mayores de entre 65 y 74 a\u00f1os sufre esta enfermedad, creciendo hasta el 12,5% hasta los 84 a\u00f1os, y el 27,7% entre los mayores de 85 a\u00f1os. La prevalencia es casi 4 puntos mayor en mujeres que en hombres. La FAE comenta que \u201cel envejecimiento no es la causa de la enfermedad de Alzheimer a pesar de que empieza en general despu\u00e9s de 65 a\u00f1os. Pero s\u00ed, la edad es el principal factor de riesgo de esta patolog\u00eda\u201d.<\/p>\n

Aun as\u00ed, las recientes perspectivas, adem\u00e1s de se\u00f1alar la edad como el desencadenante, se\u00f1alan la ingesta de grasas saturadas, de vitamina E y la pr\u00e1ctica de ejercicio f\u00edsica como posibles causas que pudieran controlar el desarrollo de los s\u00edntomas asociados.<\/p>\n

Es por esto que, tras la Conferencia en Nutrici\u00f3n y Cerebro, celebrada en Washington los d\u00edas 19 y 20 de julio de 2013, se elaboraron siete l\u00edneas a seguir para la prevenci\u00f3n, que son:<\/p>\n

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• Minimizar la ingesta de grasas saturadas y transg\u00e9nicas. Las grasas saturadas se encuentran principalmente en los productos l\u00e1cteos, carnes y ciertos aceites (aceites de coco y palma). Las grasas trans se encuentran en muchos bollos y alimentos fritos y est\u00e1n listados en las etiquetas como \u00abaceites parcialmente hidrogenados\u00bb.<\/li>\n
• Las verduras, las legumbres (jud\u00edas, guisantes y lentejas), frutas y granos enteros deben reemplazar las carnes y los productos l\u00e1cteos como alimentos b\u00e1sicos principales de la dieta.<\/li>\n
• La vitamina E debe provenir de alimentos, en lugar de suplementos. Fuentes de alimentos saludables de vitamina E incluyen semillas, nueces, vegetales de hoja verde, y granos enteros. La cantidad diaria recomendada (CDR) de vitamina E es de 15 mg por d\u00eda.<\/li>\n
• Una fuente fiable de vitamina B12 (2,4 g por d\u00eda para los adultos) debe ser parte de su dieta diaria. Haga que sus niveles sangu\u00edneos de vitamina B12 revisados regularmente ya que muchos factores, incluyendo la edad, pueden empeorarsu absorci\u00f3n.<\/li>\n
• Si se suplementa con m\u00faltiples vitaminas, elegir los compuestos que no lleven hierro y cobre y consumir suplementos de hierro s\u00f3lo cuando se lo indique su m\u00e9dico.<\/li>\n
• Aunque el papel de aluminio en la enfermedad de Alzheimer sigue siendo motivo de investigaci\u00f3n, los que desean minimizar su exposici\u00f3n pueden evitar el uso de utensilios de cocina que lo contengan, anti\u00e1cidos u otros productos que contengan aluminio.<\/li>\n
• Incluya ejercicios aer\u00f3bicos en su rutina, equivalente a 40 minutos de caminata a paso ligero 3 veces por semana.<\/li>\n<\/ul>\n

  La \u00faltima recomendaci\u00f3n es la que nos compete a nosotros como profesionales del ejercicio f\u00edsico, y es que estudios observacionales han demostrado que las personas que hacen ejercicio regularmente tienen menor riesgo de padecer Alzheimer. Adem\u00e1s, los adultos de mediana edad que hab\u00edan entrenado eran menos propensos a desarrollar Alzheimer despu\u00e9s de los 65 a\u00f1os, en comparaci\u00f3n con sus pares sedentarios. La recomendaci\u00f3n de realizar ejercicio aer\u00f3bico durante 40 minutos 3 veces por semana se debe a que ensayos cl\u00ednicos controlados han demostrado que este protocolo mejora la memoria y otras funciones cognitivas, adem\u00e1s de reducir la atrofia cerebral.<\/p>\n

  Una de los descubrimientos sobre los efectos de la actividad f\u00edsica sobre el cerebro es que aumenta el tama\u00f1o de las \u00e1reas implicadas en la formaci\u00f3n de la memoria y aumenta la actividad funcional de \u00e9ste. La revisi\u00f3n de Erickson, Weinstein y L\u00f3pez (2012) pone de manifiesto que:<\/p>\n

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  • El cerebro retiene su capacidad natural para la plasticidad incluso en la vejez, por lo que la participaci\u00f3n en actividad f\u00edsica puede ser beneficiosa para fomentar esta caracter\u00edstica.<\/li>\n
  • Una cantidad relativamente modesta de actividad f\u00edsica es suficiente para mejorar la funci\u00f3n cognitiva y aumentar el tama\u00f1o y la funci\u00f3n de diferentes \u00e1reas cerebrales.<\/li>\n
  • Incluso en individuos con un mayor riesgo de desarrollar deterioro cognitivo, mayores cantidades de actividad f\u00edsica se asocian a una reducci\u00f3n del riesgo de padecer Alzheimer y s\u00edntomas asociados.<\/li>\n<\/ul>\n

    A todo esto se le pueden sumar los efectos del ejercicio f\u00edsico sobre marcadores de Alzheimer, como es el cortisol. Se ha podido comprobar c\u00f3mo el ejercicio regula los picos de cortisol a lo largo del d\u00eda, adem\u00e1s de mejorar los \u00edndices en la funci\u00f3n ejecutiva, en personas con demencia (Tortosa-Mart\u00ednez et al. 2014).<\/p>\n

    Todav\u00eda no se conocen con total seguridad los mecanismos subyacentes a la mejora de la enfermedad de Alzheimer y su prevenci\u00f3n a trav\u00e9s del ejercicio f\u00edsico, no obstante no podemos perder de vista los resultados positivos que se est\u00e1n obteniendo en investigaciones alrededor de todo el mundo. Por tanto, no s\u00e9 a qu\u00e9 esperas, ponte en marcha y act\u00edvate.<\/p>\n

    Por Carlota D\u00edez Rico. Colegiada 52838. Educadora F\u00edsica.<\/p>\n

    Referencias:<\/strong><\/p>\n

    Barnard et al. Dietary and lifestyle guidelines for the prevention of Alzheimer’s disease.Neurobiol Aging. 2014 Sep;35Suppl 2:S74-8.<\/p>\n

    Erickson, Weinstein y L\u00f3pez. Physical activity, brain plasticity, and Alzheimer’s disease. Arch Med Res. 2012 Nov;43(8):615-21.<\/p>\n

    Tortosa-Mart\u00ednez et al. Exercise Increases the Dynamics of Diurnal Cortisol Secretion and Executive Function in People With Amnestic Mild Cognitive Impairment. J Aging Phys Act.2014 Dec 2.<\/p>\n

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